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Acerca de

Libro aperto

CARBONES

 

A Cappella, in via Petrara io vivo

A Cappella, in via Petrara io vivo, 

sempre qui ho vissuto, in casa

dei miei dove respiro e tesso

ombre e ricordi che s'intrecciano

con leggende di famiglia: papà Marco

andato come pavimentista- mosaicista

a Marsiglia, avventurosamente lì rimasto

molti anni- di lui, se chiudo gli occhi, 

mi torna un'immagine sfocata-; mamma

Consiglia, barista a tempo pieno.

Di lei soprattutto parlano la casa

e via Petrara, fino a più di due

lustri fa una lunga teoria di gradinate

in porfido: di qui tuttora

si va a Monte di Procida. Ricordo 

che, bambino, mi arrampicavo a perdifiato

per quelle sconnesse scale sommerse

da sterpi, da rovi -squisite le more!-,

al cui posto adesso c'è tanto

scorrevole asfalto preso d'assalto

dai motorini. C'erano serpenti, ricordo.

Este maravilloso poema es uno de los escritos en los que el poeta se presenta, mostrando su fuerte apego a la tierra y a sus orígenes. En los versos no se limita a hablar del territorio, sino que decide introducir también las figuras de sus padres y de su relación con Cappella. El padre es una figura lejana, que vive en un recuerdo borroso de la infancia: los años de trabajo en Marsella marcan, de hecho, una separación con el poeta y su territorio. La madre, en cambio, está estrechamente vinculada a los lugares donde vive Sovente, todos los elementos del paisaje guardan un recuerdo de ella. Otra protagonista de los versos es la calle en la que reside el poeta, la Via Petrara, que se describe a través de una comparación entre un pasado en el que prevalecía la naturaleza salvaje con sterpi, rovi y more, y el presente en el que el caos de la modernidad se ha impuesto. Todo el texto se caracteriza por la esfera semántica de la memoria: de hecho, encontramos la anáfora de “ricordo” (v. 15 y v. 21), el término “ricordi” (v. 4) y las expresiones “intrecciano con leggende” (v. 4 y v. 5) y “torna un’immagine sfocata” (v. 9).

 

Còse sta lèngua sperduta

Cóse sta léngua sperduta

conta sta léngua sturduta

scàrdule e cràstule ‘i vite

ca cchiù r’i suónne

‘int’ ‘u scuro so’ rummase.

 

Chiamma sta léngua furesta

nu rrevuóto na festa

‘i nuómme voce culure

sta léngua accussì scurnósa

sta léngua accussì annura.

 

Cuce questa lingua smarrita

racconta questa lingua stordita

schegge e cocci di esistenze

che più dei sogni

al buio sono restate.

 

Chiama questa lingua selvaggia

un turbinio una festa

di nomi voci colori

questa lingua così discreta

questa lingua così nuda.

 

En este poema Sovente describe su lengua como perdida y aturdida entre los “cocci” y las “schegge”, pero al mismo tiempo salvaje, que se arremolina en un torbellino de caos, voces, colores y fiestas. Esta confusión da la idea de una lengua que no es unitaria, sino que está animada por varias fuerzas. El poeta, de hecho, no elige un solo idioma y también este texto está escrito tanto en italiano como en dialecto “cappellese”, precisamente porque se ve afectado por los diferentes impulsos procedentes de varios lenguajes. La poesía se cierra con una anáfora que destaca la vulnerabilidad de esta lengua, desnuda y pudorosa pero sincera.

 

 

Sparto ogne ghiuorno ‘u ppane

Sparto ogne ghiuorno 'u ppane

e' a fantasia, n'u ppane

r' 'u sbariò senza tiémpo

attuorno a macchie 'i mure, macchie

janche e scure, rint' a nu fujafuja

'i moscole, 'i palomme. Sparto

'i nummere, i' ccarte, ce vò

 n'at anno, n'ata vita pe' capì

 quanno furnesce 'u zzero

 addo accumènza 'u bblù.

 

Divido ogni giorno il pane

Divido ogni giorno il pane

e la fantasia, il pane

del vaneggiare atemporale

intorno a macchie sui muri, macchie

bianche e nere, in un viavai

di mosche, di farfalle. Divido

le cifre, le carte, ci vuole

un altro anno, un'altra vita per capire

quando muore lo zero,

dove attecchisce il blu.

 

Cotidie divido panem

Cotidie divido panem

et phantasmata, panem

sine die fingendi, circum

parietum maculas, in sempiterna

muscarum fuga papilionumque.

Numeros cotidie ego divido

et chartas, alius oportet

annus, alia vita ad intelligendum

quando vanescat nihilum,

ubinam caelum surgat.

 

Estos tres poemas son un ejemplo de trilingüismo presente en el poemario Carbones. El mismo texto se transcribe en dialecto, latín e italiano y en cada idioma el significado adquiere matices diferentes. Los poemas se colocan lejos unos de otros. La elección de las palabras no es casual: por ejemplo, el término "zero" se traduce al latín con "nihilum", ya que el concepto era ajeno a la cultura romana. El texto en latín presenta mayores diferencias con los otros dos a partir del primer verso: mientras en italiano y en dialecto “cappellese” la poesía se abre con un verbo, en latín hay un adverbio al principio de la composición. La construcción de la frase latina difiere de la italiana y Sovente respeta la sintaxis de las distintas lenguas, pero siempre buscando la musicalidad.

 

 

Ferragosto europeo

Un ferragosto sciamante

avantindietro spinge

turisti desideranti deliranti

sotto un sole che stringe

in una morsa di afa e sistoli

«C'est tout très merveilleux ici

aussi cette mer de merde!»

è un sovrapporsi di fiati

per arse lingue di sabbia dove

pinguedini affondano raucedini

è un di miraggi e paesaggi per

troppa ansia di vita decomporsi

«the sea and the wind full

time and the love forever!»

è un ferragosto memorabile...

En esta composición, el poeta describe un típico día de mediados de agosto en una ciudad europea asaltada por los turistas. El "sovrapporsi di fiati” corresponde a las diferentes lenguas habladas por los viajeros, se trata de lenguas utilizadas en la cotidianidad y no literarias. La paronomasia del v. 3 describe a los turistas como ‘’desiderosi e deliranti", mientras caminan bajo el sol abrasador, interpretado con la aliteración ("sotto un sole che stringe”, v. 4). Después de las voces de los turistas, el poema termina con una observación del poeta sobre un día especial.

 

 

Parla Agrippina

 

Qui di fronte al mare

di fronte al mare

intreccio il mio dolore

con le onde…

 

Dolore assai crudele per un figlio

che crudelmente mi affidò alle onde:

cieche ombre adesso c’inseguiamo…

 

Il tufo in sé nasconde i miei sospiri

e nella lunga salsedine rinnova

la mia rovina…

 

Di fronte a me dilaga il racconto

delle onde: la mia voce

con l’acqua si confonde…

 

Mai tace il mio cruccio, la mia spina.

In sonno qualcuno

-Nerone? - mi supplica ghignando

 Agrippina… Agrippina…

 

Da sempre questa

bieca eco mi accompagna mi attanaglia

e la dondola per chissà quanto ancora

il mare… il mare…

 

En sus poemas, Michele Sovente evoca en versos los mitos y la historia de los Campos Flégreos. Un ejemplo es este texto, una de sus composiciones más conocidas y evocadoras, Parla Agrippina.

En este poema, compuesto por tres cuartetos y tres tercetos, aparece la figura de Agripina, la madre de Nerón, que fue ejecutada por orden de su hijo debido a la conflictiva relación entre ambos.

Nerón estaba en Baia y llamó a su madre, haciéndole creer que quería reconciliarse con ella. La madre llegó al cabo de dos días. Esa misma noche la invitó a un banquete en su honor. La nave para su regreso había sido preparada por Aniceto y escondía un artilugio mortal: donde se encontraba el lecho en el que debía descansar Agripina, se había apilado una enorme carga de plomo en el techo. Agripina subió a la nave y a una señal dada, el techo del camarote donde descansaba, cargado de plomo, se derrumbó. Uno de los miembros de la familia de Agripina murió al instante, pero ella y su ama de llaves lograron salvarse. El barco dio bandazos y cayeron al agua. El ama de llaves murió, mientras que Agripina se salvó. Nerón, temeroso de que se descubriera que era él el autor del atentado y temiendo la venganza de Agripina, ordenó a Aniceto que matara a su madre, que fue asesinada el 23 de marzo del año 59 d.C.

Conocemos los detalles de esta historia gracias al historiador Tácito, que nos la cuenta en el libro XIV de los Annales.

En este poema, Agripina empieza a hablar frente al mar.

Aquí el poeta retoma una de las tradiciones más controvertidas de la historia antigua y apoya la versión de Tácito según la cual la tumba de Agripina se encuentra entre los territorios de Baia y Bacoli.

Es a partir de la toba de ese mismo territorio que Agripina cobra vida y nos cuenta su desesperación. Podemos percibir la angustia en el alma de esta mujer que se vio combatida en vida por su único hijo, que estaba tan loco que aún la persigue.

El eco de su nombre vuelve a aparecer en los sueños de Nerón, que no deja de invocar a esa madre de la que, en contra de lo que desea, no puede liberarse, atormentado por su presencia espiritual. Agripina sigue atrapada en ese mar fatal, donde fue condenada por su propio hijo.

Cada estrofa termina con puntos suspensivos para indicar una sensación de indeterminación: Agripina no ha desaparecido, su historia aún se puede sentir en el aire y en las olas del mar de Bacoli.

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