PERCORSI DI PCTO
LICEO SENECA DI BACOLI
EL TRILINGÜISMO DE SOVENTE: UNA LENGUA “UNA Y TRINA”
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El Trilingüismo: una exigencia poética
A principios de los años 80, el poeta Michele Sovente sintió la necesidad de comunicar de una manera nueva, experimentando otras lenguas distintas del italiano, que le parecía atado a situaciones siempre iguales y condicionadas por la espectacularización de las masas.
El mismo poeta afirma:
« Sentía a flor de piel que la palabra, las palabras, tenían que ser redescubiertas, revisadas, revividas ».[1]
A tal fin, él inserta progresivamente en sus obras poéticas la combinación del italiano, el latín y el dialecto “cappellese”, dando vitalidad a cada una de las tres lenguas. La técnica de Sovente renueva el panorama lingüístico, contrastando también los principales lugares comunes sobre el latín y el dialecto: el latín, considerado una lengua muerta, recupera su vitalidad, ya que entra en contacto con el dialecto, que a su vez se considera una lengua real y de uso cotidiano; además, el dialecto de Sovente no excluye al italiano, como se podría pensar en el uso actual, sino que hace que sea necesario[2].
2. Per Specula Aenigmatis: la introducción del latín
Sovente comenzaba sus investigaciones lingüísticas retrocediendo, recuperando esas sugerencias rítmico – musicales, que pertenecían, de manera particular, a su formación cultural: después de nueve años en el seminario, es el latín el que le devuelve a ese mundo de letanías, canciones infantiles y fórmulas antiguas. Sin embargo, el latín utilizado por el poeta no está tan ligado a la lengua eclesiástica, como a la época antigua, casi mitológica, cuyos restos arqueológicos y volcánicos llenan su tierra: los Campos Flégreos. Esto se hace evidente en la creación del poemario Per Specula aenigmatis, donde la palabra se convierte en un sonido que remite a sensaciones primordiales. Aquí los textos poéticos se presentan en los dos idiomas, latín e italiano, como en las obras clásicas más famosas con un texto enfrentado. De Blasi[3] señala que esta obra «... se proponía como una elaboración sobre la doble partitura de italiano y latín, en un bilingüismo que en ese volumen oponía, en las dos páginas enfrentadas, un texto latino a su equivalente en italiano».
3. Cumae e Carbones. La lengua "una y trina"
Tras experimentar la escritura en latín, es el dialecto de su pueblo, Cappella, el que entra en sus versos: el “cappellese”; es un dialecto similar al napolitano, pero con características fonéticas y léxicas propias. El poeta aprecia especialmente el carácter arcaico de su dialecto:
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las palabras que terminan en "à" en el dialecto napolitano, en el “cappellese” tienen la “ò”;
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el artículo definido masculino es "ù", en lugar de "ò";
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la preposición simple "de" se sustituye por "re".
El uso del dialecto nace de la necesidad de sacar a la luz los sonidos y las sensaciones de su infancia, con un pasado casi de cuento y nostálgico. Después de haber utilizado el “cappellese” en revistas y antologías, es en la obra Cumae donde el dialecto pasa a formar parte de manera estable de la producción poética de Sovente, junto al italiano y al latín. En este libro, las poesías en dialecto solo aparecen en la última sección; en las demás, se alternan los poemas en latín e italiano, siempre enfrentados.
La lengua se convierte en "una y trina", como afirma el poeta mismo: las tres lenguas no se oponen entre sí ni se dividen en secciones, por lo que el italiano se utiliza como lengua nacional, el latín como lengua de la alta cultura y el dialecto como forma expresiva de la esfera privada; ellas constituyen, en cambio, una única realidad lingüística con sonidos, palabras y expresiones en continuo contacto entre sí. Este vínculo es aún más evidente en los poemas, donde, escribe Sovente[4]:
«… la tensión inventiva moviliza, excita, multiplica las conexiones y las relaciones tímbricas, fónicas, aliterativas entre una palabra latina y una palabra dialectal, entre una construcción latina y una italiana y así sucesivamente».
En la obra Carbones, las tres lenguas conviven aún más, aunque de forma independiente, como se desprende de la misma disposición de los poemas: de hecho, los textos en las distintas lenguas no están colocados uno al lado de otro, como si presentaran el texto enfrentado, sino a distancia uno del otro, como si el poeta quisiera demostrar que las tres versiones son el resultado de una inspiración original y no una traducción de la otra. Además, no faltan casos en los que las tres lenguas se utilizan simultáneamente en el mismo poema, como en Mi muovo? Resto fermo?[5], a diferencia de Cumae, donde la combinación se limita a la inserción de versos latinos en textos en italiano, como, por ejemplo, en Donna flegrea madre.[6]
4. Neque nobis prodest | Né ci giova | Nun ce abbasta
La sexta sección de Cumae, destinada a incluir oficialmente el “cappellese” en la obra, se abre con este poema, compuesto en latín, italiano y dialecto, Neque nobis prodest | Né ci giova | Nun ce abbasta. Se trata de una sola estrofa de 16 versos, en la que el yo lírico está completamente rodeado por la oscuridad y no puede encontrar ninguna vía de salvación, ni siquiera el amor; refiriéndose metafóricamente a la oscuridad del mundo infernal, citando su mitológica entrada por el Lago de Averno, que precisamente está en Cuma, el poeta afirma que solo las estrellas podrían sacarle de la oscuridad, siguiendo la enseñanza del Paraíso de Dante, de las estrellas que conducen a Dante fuera del reino del otro mundo[7].
Las composiciones, que se presentan a continuación, han gozado de especial fama y de gran interés entre los estudiosos de la Lengua, sobre todo por la extraordinaria expresividad del latín y especialmente del dialecto. Aquí, el “cappellese” utilizado por Sovente, es brutalmente concreto y capaz de arrastrar al lector a una situación de extrema incomodidad, vivida por el yo lírico, con expresiones incluso fuertes que no son del todo perceptibles en las versiones italiana y latina.
Neque nobis prodest Né ci giova Nun ce abbasta
Me tenebrae tenent tenaciter, Tenaci m’inghiottono tenebre, Me fótte ’a notte, me gnótte,
sitis est mihi taberna la sete è la mia taverna ’a sete me guverna, ’a famma
famesque unum meum caelum, e la fame è la mia lucerna, me tène comme a na mamma,
fremunt folia, stridet fremono foglie, sibila sbàtteno ’i ffoglie attuorno, quanno
sub lucem cupido-telum, 5 la freccia del desiderio al crepuscolo, 5 stò p’ascì ’u sole sghìzzano ’i vvoglie, 5
per tabulas pulvis decurrit sulle tavole scorre la polvere ’ncopp’ ’i ttàvule ’i ponte se scapìzza
hiemalis - hoc est ludibrium d’inverno -, è questo lo scherno vierno c’ ’a póvere attizza - stò ccò
vitae nec potest vitari-, della vita né si può vincere -, ’u scuorno r’ ’a vita ma niente ce può fò -,
vertebrae meae limum le mie vertebre mordono ll’ossa meje se ’mpórpano r’ ’a lutàmma
Averni mordent, tui non est 10 la melma dell’Averno, l’ultima 10 ’i ll’imberno, tu nun sì pe’ me 10
mihi amor ultima salus, salvezza mia non è il tuo amore, ll’ùrdemo scuoglio, ammagare putesse
utinam nomina nostra pondus oh, se il mare i nostri ignudi ’u mare squagliò ’i nomme nuoste
nuda destrueret - hoc est nomi sbriciolasse! - è questo annure - è chisto ’u meglio cadó
fastigium mortis neque il culmine della morte né ca ce fò ’a morte ma nun ce abbasta -,
nobis prodest -, num nova 15 ci giova -, forse le novelle 15 ’i stelle mò mò accumparute forze 15
sidera omnes dolos delent stelle estingueranno ogni dolo? ponno stutò sti ’mbruoglie?
[1] Michele Sovente, Perché scrivo in dialetto anche, en Enne n° 89 del 15/12/1991.
[2] Nicola De Blasi, Le tre lingue poetiche di Michele Sovente, de Poesia n. 170 marzo 2003.
[3] Ibidem.
[4] Michele Sovente, Perché scrivo in dialetto, anche en Enne, n°89 – 9/15 dicembre 1991, p. 23.
[5] Nicola De Blasi: “… la incertidumbre que se reitera al final de las estrofas resuena tres veces, como si se tratara de tres tonos diferentes del mismo malestar: «e ora sto fermo / e ora mi muovo (...) e mó stóngo fermo / e mó me mòvo (...) et alternatim / me moveo firmusque sum».”
[6] Giuseppe Andrea Liberti, Michele Sovente. Cumae. Edizione critica, Quodlibet, 2019: "«Mea/sunt mea suspiria tui et vulnera: miei / sono miei i tuoi sospiri e ferite». Donna flegrea madre es uno de los pocos textos en los que el latín se solapa con el italiano, como el sujeto siempre habla de una lengua que no es la suya”.
[7] Giuseppe Andrea Liberti, Michele Sovente. Cumae. Edizione critica, Quodlibet, 2019.